En 1564 comenzaron las obras de construcción del Palacio de las Tullerías, el cual, bajo las caprichosas órdenes de Catalina de Medicis, iría acompañado por unos preciosos y extensos jardines de estilo florentino. El palacio y sus jardines deben su nombre a las fábricas de "tuilles" o tejas, que antes se encontraban situadas en ese lugar.
Los jardines se convirtieron en el lugar de celebración de lujosas fiestas en las que los invitados disfrutaban entre los verdes parajes, fuentes y esculturas. En aquella época los jardines se encontraban rodeados por altos muros que protegían la privacidad de la alta sociedad.
Tras el traslado de la Corte a Versalles, el palacio y los jardines quedaron en el abandono y no volvieron a recuperar su esplendor hasta su vuelta, cuando los jardines fueron transformados al estilo inglés. Posteriormente Napoleón ordenó la construcción del Arco de Triunfo del Carrusel, uniendo los jardines con el Louvre.
En 1870 el Palacio de las Tullerías fue destruido a manos de la Comuna de París, pero los jardines lograron salvarse y sobrevivir hasta nuestros días como jardines públicos.
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