La escultura fue descubierta en el año 1825, entre las ruinas del Templo de Amón, («El oculto», símbolo del poder creador y «Padre de todos los vientos» en la mitología egipcia), situado en la localidad egipcia de Tanis, que fue la capital de Egipto durante las dinastías XXI y XXIII. Las inscripciones originales fueron borradas, y solamente son legibles las inscripciones alusivas a los faraones Amenemes II, (Dinastía XII), Merneptah, (Dinastía XIX) y Sheshonq I, (Dinastía XXII).
Esas múltiples inscripciones a favor de faraones sucesivos hacen pensar en "usurpaciones", esto es, en que cada faraón se atribuía a sí mismo la escultura a pesar de provenir de faraones anteriores. Precisamente por esa razón hay muchas dificultades para datar la pieza: algunos autores consideran que fue tallada durante la duodécima dinastía y otros la fechan en la cuarta.
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