Museo de Historia de Madrid.
La escultura que se ve a la izquierda de la foto está situada sobre la puerta principal y representa a San Fernando, santo al que se dedicó el Hospicio que tuvo su sede en el edificio en su origen.
La nave se cubre con cúpula rebajada, que se sostiene sobre pechinas de aristas reforzadas entre dos tramos rectos con arcos cruzados. Sobre el crucero se levanta una cúpula oval sobre anillo con balaustres. El presbiterio se cubre con bóveda de arista y cuarto de esfera. Las bóvedas de la nave están decoradas con frescos de Bartolomé Rusca, realizados en 1745, en los que se representa la apoteosis celestial de los Santos Justo y Pastor con cuatro virtudes en las pechinas y los profetas Elías, Jeremías, David e Isaías pintados por Hatoy en las zonas triangulares de los tramos anterior y posterior. En las pechinas y cúpula del crucero y sobre el presbiterio las pinturas al fresco pertenecen a los hermanos Luis, Antonio y Alejandro González Velázquez, representando a los evangelistas (pechinas), Presentación de los santos Justo y Pastor ante el tirano y Martirio de los santos Justo y Pastor.
A lo largo de los años, la catedral ha presenciado innumerables acontecimients históricos, tales como la coronación de Napoleón Bonaparte, la beatificación de Juana de Arco y la coronación de Enrique VI de Inglaterra.
Durante la Revolución Francesa, en 1793, la catedral fue convertida a un “Templo de la Razón” y muchos de sus tesoros fueron destruidos o robados. Gran parte de las esculturas fueron martilladas y golpeadas hasta su destrucción e incluso reemplazaron a la Virgen Maria en varios altares por imágenes de la libertad. Durante este periodo la catedral terminó convirtiéndose en un almacen de comida. No fue ssino hasta 1845 que se inició un programa de restauración el cual duró 23 años.
La Conciergerie (del francés, concierge, conserje) o también, Palais de la Cité, es un edificio histórico de París que ocupa el muelle del Reloj, en la Isla de la Cité, en el primer arrondissement. El palacio fue la residencia de los reyes de Francia de los siglos X al XIV, más tarde convertido en prisión del Estado en 1392, tras el abandono del palacio por parte de Carlos V y sus sucesores.
La prisión ocupaba la planta baja del edificio que bordea el muelle del Reloj y las dos torres: los pisos superiores estaban reservados para el Parlamento. La Conciergerie designaba, en principio, la vivienda del conserje; después, por extensión, la prisión en la cual él vigilaba a los prisioneros. El conserje estaba a cargo de las llaves del Palacio Real y de las velas y cirios del alumbrado.
La prisión de la Conciergerie estuvo considerada, durante el Terror, como la antecámara de la muerte. Muy pocos fueron los que pudieron salir libres de la misma. La reina María Antonieta estuvo encarcelada aquí en 1793.
La consagración de Napoleón (en francés Le Sacre de Napoléon) es una pintura de Jacques-Louis David, pintor oficial de Napoleón Bonaparte realizada entre 1805 y 1808. El cuadro tiene unas impresionantes dimensiones de 629 x 979 cm y se conserva en el Museo del Louvre de París, Francia, si bien existe una réplica posterior en el Palacio de Versalles. La coronación y la consagración tuvieron lugar en Notre Dame de París, una manera para Napoleón de poner de manifiesto que era un hijo de la Revolución: designaba la capital como el centro político, administrativo y cultural de Francia.
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La escena se desarrolla el 2 de diciembre de 1804, en la catedral de Notre Dame de París. Napoleón se distancia aquí del protocolo de la monarquía de antiguo régimen y quiere romper con la herencia de la Casa de Borbón. Sin embargo, los distintos objetos recuerdan los símbolos reales: están presentes la corona y el cetro. El emperador es consagrado por la gracia de Dios, pero su coronación por mano propia simboliza su derecho a la corona por la voluntad del pueblo. En efecto, Napoleón nunca "arrebató" la corona de manos del Papa, según el mito inventado por Adolfo Thiers y repetido erróneamente desde entonces. Este gesto estaba previsto en los preparativos oficiales y había sido aprobado por el Papa.
El decorado arcaizante, el globo crucífero y la corona de laurel indican la fascinación de Napoleón a la vez por el imperio carolingio y el imperio romano. La presencia de altos dignatarios así como de la familia Bonaparte son los apoyos del nuevo régimen. Componen a la nueva nobleza de imperio (oficialmente fundado en 1808), de una nobleza basada en el mérito. Napoleón restablece una corte con una etiqueta y reside en los palacios de la monarquía francesa (Tullerías).
La plaza se mencionó por primera vez en 1755 y su nombre proviene del teatro situado allí, que se incendió en 1785 y 1855.
La plaza se convirtió en el lugar central de la ciudad cuando a mediados del siglo XIX se construyó la estación de ferrocarril principal (Gare de Montpellier Saint-Roch) unos 200 metros al sur de la plaza. En aquella época, también salía de la plaza un tren más pequeño que iba hacia la playa cercana de Palavas-les-Flots.
Tras la caída del imperio romano y la conquista de los visigodos, se estableció un obispado en la península. Los sarracenos y los francos se disputaron esta tierra durante los siglos siguientes. La catedral renació en el siglo XII a instancias del obispo Arnaud, que mandó construir una muralla fortificada y un puente hasta Villeneuve-lès-Maguelone. La catedral, propiedad de la Iglesia romana, en diversas ocasiones sirvió de asilo a los pontífices que huían de Roma y de Italia. En 1536, la sede episcopal se trasladó a Montpellier.
Fue un lugar de acogida para las tropas protestantes. En 1632, Richelieu recibió del rey la orden de destruir la fortaleza medieval, “con el fin que los graciosos no puedan valerse de este lugar para perturbar el orden público”. Se transmitió la recomendación de no “afectar a la iglesia y a la vivienda de dicho palacio”.
Tras el desmantelamiento de las fortificaciones y la destrucción de las torres, solo quedan en pie la catedral mutilada y una modesta casa en la que el sacerdote oficia el servicio religioso. Los últimos fragmentos de los muros y sillares procedentes de las demoliciones sirvieron para la construcción de las paredes del canal del Ródano en Sète.
El palacio arzobispal de Alcalá de Henares es un palacio fortaleza situado en el centro histórico de Alcalá de Henares (Comunidad de Madrid, España). Es actualmente sede de la Diócesis de Alcalá de Henares. Se encuentra en la plaza del Palacio y forma parte del conjunto monumental declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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La edificación ha sufrido numerosas construcciones y rehabilitaciones, siendo especialmente devastador el incendio del 11 de agosto de 1939, que destruyó dos tercios de su estructura: tres patios (el "de Fonseca o de Covarrubias", el "del Aleluya", y el "de la Fuente o del Jardín chico"), la "Escalera de honor", la "Fachada del Ave María", que era de estilo herreriano y se abría al "Jardín del Vicario". Por lo que ha sido necesaria una profunda reconstrucción que se completó en 1996.
Entrando por el patio de armas, aparece la fachada principal renacentista del edificio. Está dividida en dos cuerpos, siendo el bajo de sillarejo, con dos pisos de ventanales platerescos a los que se une una galería superior de arcos geminados de medio punto. Sobre la ventana central hay un escudo barroco de terracota, que reemplazó al imperial de Carlos V. El blasón es del cardenal-infante Luis Antonio, hijo de Felipe V, primer Borbón que sustituye a la dinastía de los Austrias. Este patio se encuentra cerrado, al sur, por una reja de hierro fundido, realizada en Bélgica en el siglo XIX.
El Real Monasterio de la Encarnación es un convento de la orden de las Agustinas Recoletas. La institución, a la que pertenecieron principalmente las mujeres de familias nobles, fue fundada por la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III. El monasterio fue construido al lado del Real Alcázar entonces existente (en la actualidad, el Palacio Real), y tenía un pasadizo para permitir el acceso directo de los miembros de la realeza. El monasterio fue inaugurado el 2 de julio de 1616, pocos años después de que la reina hubiese muerto.
El arquitecto y fraile Alberto de la Madre de Dios diseñó y construyó el monasterio entre 1611-1616. La fachada cuenta con una sobriedad que recuerda el estilo de Juan de Herrera.
Después de un incendio que lo destruyó, fue reconstruido por Ventura Rodríguez en 1767.
Data de antes del siglo XIII, y aunque en un principio era una plaza situada extramuros del recinto amurallado, posteriormente quedó incorporada dentro de la ciudad, convirtiéndose a partir del siglo XVI en el centro urbano, social y económico, carácter que mantiene en la actualidad. Se llamó plaza del Mercado por ser el lugar donde se celebró, a partir de la Edad Media, el mercado semanal y la importante feria anual, concedida por el rey de Castilla en 1184. Así mismo, sirvió como escenario privilegiado para todo tipo de festejos públicos, incluidas las corridas de toros, hasta el siglo XIX. En el siglo XVII fueron soportalados sólo los dos laterales sobre los que tenía jurisdicción el Concejo. En el siglo XIX sufrió diversas transformaciones que le concedieron su aspecto actual. Fue en ese momento cuando mudó su nombre por el actual de plaza de Cervantes.
El Palacio del Luxemburgo está ubicado en el VI Distrito de París, Francia. El palacio, sede del Senado francés, fue construido por el arquitecto Salomon de Brosse para María de Médici entre 1615 y 1627. Sufrió numerosas ampliaciones y recortes a lo largo de su historia, y el diseño actual corresponde en su mayor parte a las obras realizadas por el arquitecto Jean-François-Thérèse Chalgrin durante el Primer Imperio francés. Fue recortado con posterioridad por las obras de urbanización periféricas del barón Haussmann. Cuenta con un palacio anexo, el Petit Luxembourg. Fue construido en la misma época y es, desde 1825, la residencia de los presidentes del Senado francés.
El palacio está situado en el jardín del Luxemburgo, un parque privado de 22,45 ha que le pertenece y es abierto al público.En dicho parque, se encuentran esculturas de diversas reinas y otras mujeres importantes de Francia.
"El edificio actual se levanta sobre el solar del antiguo palacio de Juan de Acuña (Dueñas 1543 - Madrid 29 de diciembre de 1615), I marqués de Vallecerrato e hijo natural del VI conde de Buendía. Personaje influyente en la corte de Felipe III, fue presidente de los consejos de Hacienda, Indias y de Castilla y, en Madrid, fue nombrado administrador del Hospital de Antón Martín.
Al encontrarse en una ubicación estratégica, el todavía príncipe Felipe, futuro Felipe IV, asistió desde este palacio a la entrada de su futura mujer Isabel de Borbón y Médicis el 29 de noviembre de 1615. Justo un mes después, fallecería el marqués que sería enterrado en el convento de San Agustín de Dueñas, que se encontraba bajo su patronazgo.
Tras su fallecimiento, el concejo madrileño, que se reunía desde antiguo en la frontera iglesia de San Salvador (hoy desaparecida), adquirió el inmueble para sus reuniones, aunque su acondicionamiento y reforma se retrasará y no será inaugurada hasta 1692. Así, el 19 de agosto de 1619, el concejo celebró su primera sesión en la casa propiedad de Juan de Acuña, presidente del Consejo de Castilla y, en 1629, Felipe IV decide conceder una licencia al Ayuntamiento para construir la que sería su sede sobre dicha casa.
Su construcción sigue el proyecto de Gómez de Mora (1644): edificación sobria, con gran zócalo de granito y muros de ladrillo, rematada por torres chapiteles apizarradas en las esquinas y sin apenas decoración en su origen, salvo la ornamentación con frontones triangulares de piedra en los balcones del piso principal. Tras su muerte en 1648, es sucedido por José de Villarreal, quien realizó en 1653 las trazas definitivas, donde el patio interior es el protagonista."
Esta figura está privada de los atributos habituales, la cruz y la filacteria, que permiten reconocer al santo. Solo queda el gesto de la mano derecha alzada que parece suspendida en el espacio, mientras que el rostro demacrado del santo describe el asceta que predica en el desierto. El enfoque de Rodin consiste en suprimir siempre lo que le parece superfluo o lo que da a la obra un sentido demasiado evidente.
El castillo de los Obispos de Sigüenza es un palacio-fortaleza situado en el municipio español de Sigüenza (Guadalajara) España. Fue erigido en el primer cuarto del siglo XII sobre otro anterior musulmán. Sufrió reformas en los siglos XIV, XV, XVI y XVIII, y fue parcialmente destruido en el siglo XIX, en el año 1811 y durante las guerras carlistas, y en el siglo XX, durante la guerra civil (1936 y 1939), lo que obligó a una restauración casi total siguiendo los planos y documentos antiguos. Actualmente es Parador Nacional de Turismo.
Batalla de Lepanto, por Paolo Veronese |
Está situada en la parte llana del solar, la de más difícil defensa, mirando hacia la ciudad de Segovia, junto al foso y la entrada del recinto. En este sector existía ya una torre de mediano tamaño desde el siglo XIII de la que se conserva un bello ventanal mudéjar de influencia almohade.
Aprovechando esta construcción, Juan II mandó ampliarla en altura y anchura y durante gran parte del siglo XV adoptó el espectacular porte actual, convirtiéndose en una de las construcciones más impactantes de la arquitectura palaciego-militar de España, gracias a su altura y al juego de sus diez enormes garitones que flanquean el adarve. Esta torre fue empleada en ocasiones como cárcel.
En sus memorias, el duque de Saint-Simon, quien tenía amplía experiencia en la vida cortesana francesa, comentó que Luis era “la verdadera personificación de un héroe, imbuido con una majestad natural, pero más imponente, que se revelaba hasta en sus gestos y movimientos más insignificantes”. Asimismo, su gracia natural brindaba al rey un encanto especial: “Irradiaba la misma nobleza y majestuosidad con su bata de vestir que con sus atuendos de estado, o cuando dirigía sus tropas desde el lomo de su corcel”. Tenía el don de la palabra y aprendía rápido. Era naturalmente cordial y “amaba la verdad, la justicia, el orden y la razón”. Su vida era ordenada: “Nada podía estar regulado con mayor exactitud que sus días y horas”. Su autocontrol era impecable: “No perdió el control de sí mismo diez veces en toda su vida, y sólo con personas inferiores”. Pero, incluso los monarcas absolutos tenían imperfecciones, y Saint-Simon tuvo el valor de señalarlas: “La vanidad de Luis XIV no tenía límite ni conocía restricciones”, lo cual le provocaba “disgusto para cualquier mérito, inteligencia, educación y, sobre todo, cualquier signo de independencia de carácter y sentimientos que mostraran otros”, lo que ocasionó que tuviera “errores de juicio en asuntos de importanciaAnteriores posts sobre Versalles:
Vamos ahora, finalmente, con la parte ornamental que ha dado el nombre a este recinto y conquistado para él la fama universal: esas 304 cabezas de su bóveda, que, a manera de artesonado, pétreo, lanzan constante su rumor, su vago decir, su lento y blanco llorar de siglos sobre los admirados rostros de quienes hasta ellos llegan. Sin entrar en la literaturización que, por otra parte, merece esta obra, diremos que cada uno de los sectores de la bóveda posee 19 hileras, con 4 cabezas cada una. Las 9 de una vertiente se orientan en el sentido vertical que permite su lógica visión, lo mismo que las otras 9 de la vertiente contraria. Tan sólo en las cuatro caras de las hileras centrales, de la clave, se permite el artista una orientación distinta, pero meditada y equilibrada, como corresponde el estilo arquitectónico, riguroso y sistemático, en que se construye el conjunto. Damos aquí esta distribución como aportación al estudio completo de esta bóveda.
Es la fachada principal y la de mayor monumentalidad. Se puede establecer una afinidad en la composición y trazos generales con la fachada de Saint-Denis, una derivación de la fachada del románico normando.
La fachada presenta un conjunto proporcional, reduciendo sus elementos a lo esencial, aunque con gran riqueza de detalles. Se optó por una pared «plástica» que interconecta todos sus elementos y pasa a integrar también la escultura en lugares predefinidos, evitando que se disponga un tanto aleatoriamente como ocurría en el Románico.Anteriores posts sobre Nôtre Dame:
La construcción de la capilla de la Concepción se realizó bajo el encargo del obispo Diego Serrano el año 1509 para sepultura suya y de su familia y es el centro de la capilla donde tuvo su sepulcro el obispo, el que se debió de retirar y perder en el siglo XVII. Hay escudos del obispo colocados cerca del arco de la entrada con una inscripción que dice: «Fallesció el protonotario D. Diego Serrano, Abad de Santa Coloma, fundador de esta capilla, a catorce días del mes de marzo de 1522 años. Laus deo.»
La Anunciación de El Greco:Se encuentra situada en la galería norte del claustro de la catedral y es de stilo gótico con ornamentación renacentista como grutescos y balaustradas. La bóveda es de crucería gótico - mudéjar con nervaduras y la decoración de las claves está realizada con policromía. Sobre los muros quedan restos de antiguas pinturas murales, simulando grandes arcadas con ventanales a través de los cuales se aprecian paisajes de jardines y ciudades realizadas por el pintor Francisco Peregrina.
Esta Anunciación es de las más exquisitas y espirituales versiones de augusto Misterio, que el Greco pintó en dieciséis ocasiones. Su inspiración es más celeste que humana: El ritmo ingrávido del arcángel; la verticalidad de su cuerpo; el místico coloquio reposado y deprecatorio; el rompimiento del cielo, con la aparición del Divino Espíritu; el acentuado alargamiento de rostros, manos y puntiagudos dedos, por los que se escapa el alma, etc., El alargamiento de sus figuras ha sido discutido por sus críticos. Coinciden en que lo hace para espiritualizar los cuerpos. Otros hablan de paranoia; y algunos de astigmatismo. El Dr. Marañón sostiene que “es como la sombra del cuerpo humano. Corresponde a la última fase del pintor, principios del siglo XVII. Se carece de documentación que diga para qué lugar de la Catedral pintó el Greco este óleo. Fue llevado a Ginebra en 1936 y devuelto al museo del Prado y luego a la Catedral de Sigüenza, tras la guerra civil. Como curiosidad, desde el año 1951, el Museo de Bellas Artes de Budapest, expone dos obras: “La Agonía en el Huerto” y San Andrés”. El primer lienzo procede de la Catedral de Sigüenza, según D. Miguel de Unamuno. Ambos lienzos pertenecieron al poeta portugués Guerra Junqueiro que los subastó en Paris a principios del siglo XX.
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