Luis XIV como emperador romano vencedor en la Sala de la Guerra del palacio de Versalles, estuco de Coysevox (1715).
Biografía de Luis XIV:
En sus memorias, el duque de Saint-Simon, quien tenía amplía experiencia en la vida cortesana francesa, comentó que Luis era “la verdadera personificación de un héroe, imbuido con una majestad natural, pero más imponente, que se revelaba hasta en sus gestos y movimientos más insignificantes”. Asimismo, su gracia natural brindaba al rey un encanto especial: “Irradiaba la misma nobleza y majestuosidad con su bata de vestir que con sus atuendos de estado, o cuando dirigía sus tropas desde el lomo de su corcel”. Tenía el don de la palabra y aprendía rápido. Era naturalmente cordial y “amaba la verdad, la justicia, el orden y la razón”. Su vida era ordenada: “Nada podía estar regulado con mayor exactitud que sus días y horas”. Su autocontrol era impecable: “No perdió el control de sí mismo diez veces en toda su vida, y sólo con personas inferiores”. Pero, incluso los monarcas absolutos tenían imperfecciones, y Saint-Simon tuvo el valor de señalarlas: “La vanidad de Luis XIV no tenía límite ni conocía restricciones”, lo cual le provocaba “disgusto para cualquier mérito, inteligencia, educación y, sobre todo, cualquier signo de independencia de carácter y sentimientos que mostraran otros”, lo que ocasionó que tuviera “errores de juicio en asuntos de importanciaAnteriores posts sobre Versalles:
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El Gran Canal de Versalles.
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